
El caballo Frisón tiene su origen en la región de Frisia, en los Países Bajos, y su historia está ligada a la cultura y tradición de esta región. Durante siglos, los Frisones fueron utilizados como caballos de trabajo, especialmente para tirar de carruajes y arados. Su resistencia, fuerza y versatilidad los hicieron imprescindibles en la vida cotidiana.
En la Edad Media, el Frisón comenzó a destacarse como caballo de guerra y de caballería, con un temperamento valiente y un gran sentido de lealtad hacia su jinete. A lo largo de los siglos, la raza se cruzó con otras razas, pero siempre mantuvo sus características distintivas.









ESTÁNDARES DE LA RAZA
El caballo Frisón ha sido criado bajo estrictos estándares de calidad, buscando un equilibrio perfecto entre belleza y funcionalidad. Por un lado, se ha enfocado en preservar su estética excepcional, resaltando las características clásicas que definen a esta noble raza, como su porte elegante, su melena y cola abundantes, y su movimiento fluido. Por otro lado, también se ha trabajado en perfeccionar su funcionalidad y versatilidad, asegurando que el Frisón no solo sea un caballo de impresionante apariencia, sino también un animal de alto rendimiento, capaz de destacarse en diversas disciplinas ecuestres y ofrecer una gran fiabilidad y resistencia.

BELLEZA
Las características más distintivas del caballo Frisón son, sin lugar a dudas, su pelaje negro azabache, sus impresionantes crines, las patas emplumadas que resaltan su elegancia, y su cabeza expresiva que refleja su nobleza. Su cuello, con un contorno ligeramente arqueado, contribuye a su porte majestuoso. En general, presenta una morfología equilibrada y de alta calidad, que combina fuerza y armonía. Pero más allá de su apariencia, lo que realmente distingue al Frisón es su temperamento: un carácter noble, tranquilo y lleno de vitalidad. En resumen, un Frisón debe ser un caballo que irradie belleza, nobleza y energía en cada uno de sus movimientos.

CARACTERÍSTICAS

TIPO
La raza se caracteriza por una cabeza pequeña, de expresión vivaz y noble, con ojos grandes y una nariz ligeramente cóncava. Sus mandíbulas son finas y las orejas son pequeñas, inclinándose sutilmente hacia el centro. La transición entre la cabeza y el cuello debe ser suave y refinada, con un cuello largo y erguido. La cresta de la crin, vista desde atrás, debe ser recta y vertical, evitando formas en C o S. En cuanto al color, se busca una capa de un negro profundo, casi azabache, sin marcas blancas. En general, el Frisón debe exhibir un porte elegante con líneas redondeadas y armoniosas.

CONFORMACIÓN
Es relevante señalar que, en los últimos 70 años, la raza Frisón ha experimentado una notable transformación en su conformación. Anteriormente, era un caballo de tamaño más pequeño, robusto y pesado, adaptado a las labores agrícolas. Sin embargo, en tiempos recientes, la raza ha evolucionado, convirtiéndose en un animal más alto, ligero y ágil, con la ambición de integrarse a las grandes competiciones del deporte ecuestre.

MOVIMIENTOS
Los movimientos únicos de esta raza son un aspecto crucial a la hora de evaluarlos, y para los jueces de los Países Bajos, son el criterio más importante. De hecho, la puntuación por los movimientos tiene más peso que la de la conformación. Se valora especialmente un paso potente y equilibrado, en el que el posterior sea capaz de alcanzar o incluso superar la huella delantera, lo que se traduce en un paso largo, regular y rítmico, con un uso armonioso del cuerpo.
En cuanto al trote, se busca igualmente potencia y un buen alcance, permitiendo que el caballo desarrolle autocarga. Se evalúa también la flexión adecuada en el corvejón y una acción eficiente de las manos. El caballo debe mostrar una posición ascendente, con flexibilidad, balance, relajación y una suspensión fluida y bien mantenida.



